Aprende a llegar a fin de mes con alegría

¿Alguna vez te has propuesto ahorrar un poco cada mes pero te ha resultado imposible? ¿Conoces esa sensación de angustia al consultar tu cuenta corriente el día 30 sabiendo que no vas a encontrar precisamente buenas noticias?
Puede que tras varios intentos fallidos de no fundirte todo lo que ganas, pienses que eso de ahorrar es para gente con menos gastos o más ingresos que tú.
Pues créeme, querida, si te digo que ahorrar también es para ti. Ya tienes lo más importante, que es la voluntad de ahorrar. Solo necesitas las herramientas adecuadas para hacerlo y, como en cualquier otro aspecto de la vida, nadie nace aprendido. Hoy vas a descubrir que ahorrar todos los meses es posible y, además, no es tan complicado. Con un poco de constancia, serás perfectamente capaz de incorporar el ahorro en tus cuentas mensuales, ya verás.
¡Pongámonos manos a la obra! Te explico siete sencillos hábitos que puedes incorporar a tu día a día y que te facilitarán lo que ahora te suena a utopía: ahorrar dinero cada mes.

1- Apunta todos tus gastos
¿Cuántas veces sacas la cartera desde que te levantas hasta que te acuestas? Comienza a contarlas y a apuntarlas y te aseguro que en tan solo una semana te sorprenderás al ver los resultados. El café de media mañana, los caramelos que estaban de oferta en la gasolinera, ese muñequito de 2€ que se le encaprichó a tu hija… Todo suma ¡y mucho! Si solo apuntas los gastos “considerables”, te estarás dejando en el tintero unos cuantos euros que van desapareciendo de la cuenta como por arte de magia y el día 30 aparecerá la famosa pregunta: “¿Pero yo en qué me gasto el dinero?”
Apuntar hasta la más mínima compra te hará consciente de todos tus gastos y créeme: ese es el primer paso para dejar de gastar compulsivamente y empezar a hacerlo con intención.
2- Diferencia entre deseos y necesidades.
Sé sincera contigo misma: ¿de verdad necesitabas otra chaqueta para este invierno o esa panificadora de oferta que apareció en un anuncio de Internet? Seguramente no.
A menudo confundimos entre lo que queremos y lo que necesitamos y eso le da alas a nuestro dinero para salir volando. Te propongo que antes de finalizar una compra te tomes unos minutos para preguntarte: ¿realmente lo necesito o solo lo quiero? Si es lo segundo, seguramente puedes esperar a que tus finanzas estén un poco más contentas y, de momento, destinar ese dinero a la hucha de ahorro.
3- Elabora un presupuesto a 0 todos los meses.
Querida, no te pierdas ni una letra de esto que te voy a contar porque puede cambiarte la vida. ¿Te imaginas darle una meta concreta a cada uno de los euros que entran en tu cuenta corriente desde el preciso instante en el que aterrizan en ella? Pues esto es lo que te sugiero que hagas. Crea distintas partidas destinadas a cada tipo de gasto (comida, ocio, mascotas, autocuidado, etc.) y, a principios de mes, distribuye todos tus ingresos destinando una cantidad concreta a cada partida hasta llegar a 0€. Es importante que siempre dediques una cantidad (siendo realista, no pretendemos hacer milagros) al ahorro y que no cuentes con ella para el resto de partidas. Es tan fácil como esto. ¿Te has dado cuenta? ¡Acabas de ahorrar dinero!
4- Privilegia el uso del dinero a las tarjetas
Recupera la sana costumbre de nuestras madres o nuestros abuelos de llevar siempre cash en la cartera y paga en efectivo siempre que puedas (y sacando los billetes de la partida correspondiente a la compra que vas a hacer). Ese trocito de plástico al que tanto recurrimos, nos quita mucha consciencia acerca de cuánto estamos gastando y cuánto nos queda realmente. Si puedes ver y tocar tu dinero, tendrás mucho más presente lo que haces con él.

5- Crea huchas de anticipación.
No podemos controlarlo todo porque la vida está repleta de imprevistos. Esto incluye los gastos inesperados que aparecen cuando la lavadora deja de funcionar de repente o nuestra querida perra se traga un trozo de plástico y requiere una operación urgente. Pero hay cosas que avisan con la suficiente antelación como para ocuparnos de ellas con tiempo. Te hablo de los gastos anuales que sabes que tendrás que afrontar sí o sí periódicamente (IBI, el seguro del coche, la tasa de basuras…) . Para ellos, te propongo que crees huchas de anticipación en las que mes a mes vayas juntando dinero para esos gastos importantes que, si no “ves venir”, se convertirán en una sorpresa muy desagradable. Con las huchas de anticipación, cuando llegue el momento de desembolsar, no lo percibirás como un gasto extra (¡ten claro que no lo es!), sino que te limitarás a “romper” la hucha que tenías preparada para la ocasión.
6- Utiliza aplicaciones como Vinted o Wallapop.
Lo hecho, hecho está. La realidad es que antes de ponerte manos a la obra con esto de ahorrar cada mes, has ido acumulando un montón de cosas que ni necesitabas, ni utilizas, ni quieres seguir teniendo. Las compras compulsivas suelen traducirse en objetos que nos roban espacio (después de “quitarnos” dinero). Pero aquí llega la buena noticia: ¡puedes convertirlas en ahorros! Actualmente en el mercado hay varias aplicaciones dedicadas a la compra-venta de artículos de segunda mano, que te permitirán recuperar rincones perdidos de tu casa mientras te sacas unos euros que tu hucha de ahorro te agradecerá eternamente. Dedica una tarde de domingo a recopilar todo aquello que ya no quieres, sácale fotos, ponle un precio y ¡listo!

7- Revisa tu nevera y planifica el menú.
¿Cuántas veces te has ido al supermercado “a por cuatro cosas” y has vuelto con un ticket de longitud comparable al Quijote? Esto es lo que nos pasa cuando no tenemos un plan claro para nuestro carrito de la compra. Una rutina que te ayudará a la hora de no gastar en comida más de lo que necesitas es inspeccionar la nevera y los armarios de la cocina antes de salir de casa. A partir de ahí, planifica un menú semanal detallado basándote en las cosas que ya tienes en la despensa y apunta los ingredientes que te faltan para cocinar cada plato. De esta manera evitarás acumular alimentos caducados que acaban en la basura (esto es equivalente a tirar dinero a un contenedor) y el importe de tu compra semanal disminuirá considerablemente, créeme. Y por supuesto: ten siempre en cuenta la partida que has asignado a las comidas e intenta regirte por el presupuesto establecido a principio de mes.
Bien ¡pues ya solo queda ponerse en marcha! Incorpora estos pequeños trucos en tu día y notarás la diferencia desde el primer mes, puedes estar segura. Recuerda intentar ser constante y, por favor: no te castigues si no lo cumples todo a la perfección. Los cambios siempre traen consigo errores necesarios para corregir y mejorar, no lo olvides. El simple hecho de intentar coger las riendas de tus finanzas es motivo de que te felicites a ti misma.
Si todavía no los tienes, encontrarás una plantilla de planificación de comida semanal aquí, junto con otros recursos gratuitos valiosos.
No olvides contarme en comentarios si ya has puesto en marcha alguno de los tips y qué resultados has obtenido. ¡Estoy deseando leerte!
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