
La aceptación es el primer paso para ocuparte de tus pagos pendientes
Seguramente estarás de acuerdo conmigo en que las deudas son la cara menos agradable de las finanzas personales. Si no las gestionamos de un modo adecuado, los pagos pendientes pueden llegar a convertirse en una mochila muy pesada que llega a generarnos una sensación de verdadero estrés y esto, lógicamente, afecta a nuestra estabilidad emocional.
Antes de nada has de tener una cosa clara: excepto unas pocas privilegiadas, todas tenemos deudas. Mayores o menores, más o menos controladas, pero las deudas son parte de nuestra realidad financiera, así que no te castigues, por favor.
Cuando nos encontramos en una situación de deuda/s acumulada/s, hay tres reacciones posibles. Te hablaré de cada una de ellas y entenderás por qué la última, la aceptación, es la única que te librará de esa pesadumbre que te invade y te permitirá tomar las decisiones adecuadas para liquidar tus deudas con el menor impacto posible.
1.No huyas
Cuando digo huida no me refiero exactamente a montarte en un avión y desaparecer del mapa… A veces, el agobio que nos produce pensar en nuestras deudas es tan grande que optamos por mirar hacia otro lado y actuar como si no existiera. Somos animales, querida, y la huida es un recurso que llevamos en el ADN para escapar de algunas situaciones que nos ponen en peligro (imagínate si no tuviésemos el instinto de echar a correr si vemos acercarse un autobús a toda velocidad cuando estamos cruzando de acera). Lo que pasa es que esto no funciona con las facturas impagadas… Por mucho que tu mente decida evitarlas e “irse en dirección contraria”, estas seguirán ahí. Así, debemos tener claro que este tipo de respuesta no nos ayudará a solucionar la situación sino, todo lo contrario: con el paso del tiempo se hará más difícil de resolver.

2.No luches
Cuando entramos en estado de lucha, no invisibilizamos el problema que tenemos como en el caso de la huída, pero tan solo nos referimos a él para quejarnos de la situación y lamentarnos de ella. ¿Que tenemos derecho a la pataleta? Por supuesto, no lo dudes. Pero intenta que la cosa no se quede ahí…
Decía Eckhart Tolle en una de sus maravillosas ponencias que si uno se mete en un charco de barro por accidente, poco va a conseguir dedicando media hora a echar maldiciones por la boca y a quejarse de que se ha manchado las botas. Lo único que logrará con esta reacción es permanecer más tiempo embarrado, ya que está gastando minutos y energía que podría invertir en pensar cómo salir del charco. Es decir: te puedes poner como quieras, que lo que es, es. Llámalo charco de barro, llámalo deuda. Hemos de tener claro que, al igual que la evitación no va a ayudarnos a gestionar nuestros pagos pendientes, “acomodarnos” en una actitud de lucha solo traerá consigo que estos se alarguen en el tiempo.

3.Acepta
¡Hemos llegado a la clave del asunto, amiga! La aceptación es el punto de partida de la hoja de ruta que te ayudará a convivir con tus deudas hasta que llegue el momento de despedirte de ellas. Cuando aceptamos hacemos un balance real, analizamos nuestra situación y nos volvemos absolutamente conscientes de en qué punto estamos. No evitamos, no luchamos: sencillamente nos hacemos cargo.
Hace unos días compartí en mi cuenta de Instagram de Leconomiss un procedimiento sencillo y eficaz para afrontar tus deudas desde la aceptación. Es vital que sigas cada uno de los pasos, porque todos son importantes. Te cuento de nuevo en qué consiste:
1º Busca un momento tranquilo y un lugar agradable de tu casa. Prepara tu bebida caliente favorita, ponte música relajante… Siéntete cómoda.
2º Apunta en un papel (o un Excel) todas las deudas, grandes y pequeñas (hasta los 80€ que te dejó tu amiga en junio o el pago a interés 0 del último Iphone que está incluido en tu factura mensual). En una columna escribe a qué corresponde la deuda, en otra la cantidad exacta y en una tercera a qué persona o entidad le debes el dinero.
3º Suma todas las cantidades y, en un papel aparte, escribe en grande todas las cifras de la cantidad, hasta el último céntimo.
4º Mira esa cifra y dite a ti misma: “Debo xxxxx € (la cantidad exacta) y voy a encontrar la manera de pagarlos en el tiempo que me pueda permitir. Voy a ocuparme de ello”. Repítetelo varias veces pausada y contundentemente.
5º Cierra los ojos y respira profundamente por la nariz, llenándote de aire, para después expulsarlo suavemente por la boca. Repítelo al menos cinco veces, o las que necesites, hasta sentirte relajada.
6º Levántate sin prisa y haz algo que te guste: Sal a pasear con tu mascota, ponte una peli, cocina algo rico… Lo que más te apetezca en ese momento.
¿A que no es tan complicado? A partir de aquí, todo irá mejor, créeme. Próximamente te hablaré de la siguiente “etapa” del camino que hoy hemos emprendido, pero de momento solo te pido que te felicites a ti misma, porque acabas de dar el primer paso hacia una gestión adecuada de tus deudas.
Cuéntame en comentarios tus impresiones y dudas. ¡Estaré encantada en contestarte!
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